Lágrimas sobre la acera by Pepa Morató

Lágrimas sobre la acera by Pepa Morató

autor:Pepa Morató
La lengua: spa
Format: epub
editor: Nou editorial
publicado: 2022-07-23T10:29:07+00:00


23

Un suceso que recuerdo con mucho cariño es el acaecido el día de mi aniversario. Todavía no había llegado el invierno, pero faltaban pocos días. Yo llevaba con mucho secretismo mis asuntos personales, por eso no le había dicho a nadie cuándo cumplía años. Cómo se enteró Salvador de la fecha es todavía a día de hoy un misterio para mí. El caso es que me pidió vernos una tarde. No era lo habitual, ya que quedábamos casi siempre los fines de semana. Tanto él como yo dábamos mucha importancia a las notas y, para sacarlas, había que hincar los codos. Pero Salvador era muy persuasivo cuando quería y sus argumentos tomaban la fuerza de un alud, tanto en intensidad como en extensión. Nunca te pido nada, Cata. Concédeme esta tarde, dijo. Pensé que tenía razón, bastante paciencia tenía conmigo, respetaba mi intimidad como yo le había pedido, aunque no por los motivos que él suponía. Así que, en esas circunstancias, evité un enfrentamiento y quedé con él.

Nos encontramos en la plaza del Caudillo a las cinco de la tarde. El día estaba gris y amenazaba lluvia. Nos refugiamos en santa Catalina, una cafetería decorada con cerámica de Manises, y me invitó a un chocolate caliente y unos dulces.

—Salvador, está muy rico todo, pero no sé a qué viene esta salida. Tenemos muchos trabajos por acabar. Ya sabes que no soporto demorarme en la entrega. Y faltan pocos días para los exámenes.

—¿Qué pasa? ¿No puedo quedar con mi novia un día entre semana sin que salten las alarmas?

—Venga, Salvador, sabes muy bien a qué me refiero. ¿Novia? ¿Me acabas de llamar tu novia?

—Sé que no te gusta la palabra, pero al fin y al cabo es lo que somos, lo que yo quiero que seamos.

—…

—¡Ay, Cata! —se puso de repente muy serio, me cogió las manos por encima del mantel y me miró con sus ojos grises—. Estás tan obsesionada con sacar tus estudios, que a menudo te olvidas de vivir.

—Ya viviré cuando acabe. Primero he de sacar el título de maestra. Y si consigo una plaza de libre disposición por las notas, mucho mejor, así no tendré que enfrentarme al horror de pasar por unas oposiciones para ejercer. ¿Te imaginas acabar y tener trabajo ya de por vida? ¡Funcionaria! ¡Sería mi sueño hecho realidad!

—Sé que es tu prioridad, y no te la discuto, pero olvídate de todo ahora, por favor. ¿Sabes qué día es?

—¿A qué viene esa pregunta?

—Contesta.

—Pues… no sé. ¿Del mes o de la semana?

—Del mes. Cata, del mes. Hoy es 12 de diciembre.

—¡Dios mío! ¡Hoy es mi cumpleaños!

Miré a Salvador y contemplé su sonrisa complaciente. Una oleada de calor subió desde los pies hasta cubrir todo mi cuerpo. ¿O era una oleada de amor? Había olvidado mi cumpleaños y él me lo recordaba, pero ¿cómo puñetas se había enterado?

—¿Cómo sabías que era mi cumpleaños?

—Uno tiene sus fuentes.

—¿No me lo vas a decir?

—No, quiero que sea mi secreto.

Al escuchar estas palabras varios pensamientos pasaron por mi cabeza. Mi madre.



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